RETORNO


       Una brisa cálida hace que algunas hojas marchitas y otras en plena vida se desprendan de las ramas de los árboles y caigan cuan copos de nieve. Una de ellas, atrevida y sin recatos, una de las más secas, golpea su rostro en una suave caricia que le hace salir de su mente y levantar la mirada del suelo en donde llevaba mas tiempo del que le pareció; el sendero al lado de los arboles y matorrales se alejaba elegante y majestuoso, los rayos de sol atravesaban por entre las ranuras que dejaban las frondosas ramas, el camino de piedras dejadas al descuido zigzagueba un poco y se alejaba hacia el horizonte sin perderse en alguna curva y dejando por sus costados infinidad de caminos alternativos; un roedor pasó a prisa deteniéndose un instante en medio del camino, las aves cantaban alegres por el hermoso día, las nubes viajaban sumisas por el etéreo cielo azul, el aura de ese día en particular era esplendida.
       Mientras todo pasaba una pequeña capa de agua salada cristalizaba los ojos negros de la hermosa chica de piel morena y cabello negro largo cuyos bucles se meneaban con el viento. Al tiempo que los ojos se inundaban a paso medido una pequeña sonrisa hace que en su rostro se revele esa melancolía que hacía las veces del viento en los árboles pero en su ser.
       - ¡Es bella! -le comenta una voz en su cabeza.
       - Sí -responde ella en un soneto casi inaudible.
       Una lágrima rueda por su mejilla y sin pausa se lanza contra el suelo, toma una gran bocanada de aire para tomar el valor suficiente, el valor que necesita para hacer frente a aquella que fue, para lograr encontrarse con esa que quiere ser y no estancarse en ésta que es.
       Lo consigue y al mismo ritmo de su sonrisa gira la cabeza y da un vistazo atrás, sus ojos corren por el camino  en el que no solo están las huellas de sus pisadas sino que están también las de todos aquellos que la acompañaron en el trayecto. Algunas de esas huellas desaparecían abruptamente, otras de a poco y otras tantas aún llegaban hasta sus firmes pues descalzos.
       - Sí, es bella la vida -dice antes de comenzar de nuevo a andar.

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