agosto.2009
El sonido de la cerradura encajándose había desaparecido de mis oídos siendo sustituida por el de los pasos mientras atravesamos el pasillo, yo con la mirada en el suelo ante mí y él con la suya en el ascensor.
"¿En qué estará pensando?", me pregunta el subconsciente esperando una respuesta distinta al silencio que le di. al parecer se enojó, pues no volvió a hablarme en mucho rato.
Repentinamente mientras el silencio quedaba tras por la pregunta que me hiciera, la puerta mas próxima al ascensor se abrió dejando paso libre la joven de pantis y gorro negro y rubia y larga cabellera que ni por casualidad sintió nuestra presencia.
Se le quedó viendo. Es bastante guapa.
"¿Y a dónde vamos?", pregunto por autentica curiosidad. Karma; el mismo silencio que di antes se me dio en ese momento.
"Solo a la tienda", respondió una vez quedamos encerrados en el ascensor "... necesito unos cigarrillos, ademas, también necesitaba salir de casa", le respondí con una sonrisa aprobatoria, yo también quería salir, además hacia un muy buen tiempo.
Tres cosas relevantes pasaron mientras descendíamos desde el décimo piso hasta planta baja:
1.- Hubo una ligera falla eléctrica que me puso los pelos de punta, "¡hostia puta!", se le oyó decir.
2.- Esas fueron, junto a la respuesta que dio a mi pregunta, las únicas cosas que se oyeron en los segundos que duró el viaje en ascensor.
3.- La chica no se inmutó ni un momento, tal vez haya sido por la música que escuchaba a través de sus audífonos.
Del edificio a la tienda y de la tienda al parque. Nuestra conversación volvió a lo habitual, si bien lo conocía hacía solo un mes, no teníamos problemas al hablar de cosas que van desde lo relevante hasta lo realmente innecesario.
El humo del cigarrillo bailoteaba velozmente antes de ser difuminado por la lenta brisa que corría esa tarde de verano; esa bochornosa, lenta y pesada tarde de verano.
Fue un buen día. nos dormimos tarde.
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